viernes, 13 de junio de 2014

Ladrillos

Apareció hace unos días, aquel primer ladrillo que todo lo desencadeno. Se lo encontraron por la mañana, de ese día en el cual todo empezó. Un ladrillo rojizo, como cualquier otro, con una singular peculiaridad, nadie lo podia mover. 

Un día después había a su lado otro ladrillo igual, poco a poco, la pila fue creciendo, poco a poco se fue llenando de gente alrededor de esta, día a día cobraba forma, a pesar de todo nadie sabía quien lo estaba construyendo o que es lo que se estaba construyendo.

Los ladrillos eran mas y mas, sin un rumbo fijo que alguien pudiera entender. Con cada día que pasaba, se cubría mas area, con cada semana se veja mas alto. 


Cuando de pronto, un día todo desapareció y fue en ese momento que todos nos dimos cuenta de lo que se había ido. El día que los ladrillos desaparecieron, llevando consigo toda la esperanza de un pueblo. El pueblo de mis padres, el pueblo que ya no existe mas, pues su historia se fue entre ladrillos rojizos.

martes, 10 de junio de 2014

El Hombro

“Ven, apóyate en mi hombro y llora todo lo que necesites.” 

Era un martes de verano y a diferencia del increíble clima que existía mi salud estaba horrible. A diferencia de la belleza de la naturaleza y el orden del paisaje mi mente era un completo desorden, tenia ya tiempo que se había perdido cualquier clase de orden. Poco a poco se desordenaron las cosas, en un principio perdí el amor. Seguido de la razón y el juicio. Se fueron perdiendo la música y el arte, el color y el deseo. Al final se fueron los sueños, aquel verdadero deseo de poder alcanzar el cielo. Me convertí en un jarrón vacío, ni si quiera el aire estaba dentro de mi. 

Y fue en aquel momento en que te conocí, aquella alma gemela por la que todo hubiera dado. Aquel par de ojos rojos de tanto llorar, esa persona tan necesitada. A la que hubiera dado todo de haberlo tenido y fuiste tu quien me dijo, unas horas antes de que no hubiera vuelta atrás.

““Ven, apóyate en mi hombro y llora todo lo que necesites.” 


Aquellas palabras que solía yo decir, el credo por el que solía vivir. El hombro en alto con el que todos podían contar.